2018/10/29

Efectos de la sexualización del cuerpo femenino para las mujeres en términos de empoderamiento

Módulo CONOCIMIENTO TEÓRICO FEMINISTA
Tema: La construcción histórica de las identidades de género contemporáneas

Una de las conclusiones de este tema podría ser que el significado de ser mujer no ha sido siempre el mismo y que, en esa medida, tenemos la posibilidad de cambiar hoy también aquellos significados de la feminidad que nos parecen naturales y damos por hecho.

Algunas cuestiones planteadas en el foro de debate apuntaban a la conquista de la sexualidad, al reconocimiento a todas las mujeres del derecho a disfrutar de la sexualidad y de su cuerpo como cuerpo sexual. Todo eso es una victoria histórica del movimiento feminista que, como revolución sexual, apenas tiene cincuenta años, pero que se empieza a extender como reivindicación desde los años veinte del siglo XX en algunos países occidentales.

Lo históricamente más extendido, sobre todo en el área cultural en el que vivimos y por influencia de la cultura católica, ha sido que las mujeres estuvieran concebidas como cuerpo sexual y asimiladas a la tentación y al pecado y, por lo tanto, estuvieran estigmatizadas por ello. Las mujeres tenían que demostrar que eran puras, que se alejaban de ese estereotipo que las identificaba con el sexo: tenían que hacer un recorrido desde Eva hasta María. Esta separación entre buenas y malas mujeres, siendo estas las que estaban sexualizadas, mientras las otras eran madres pero vivían ajenas al mundo de la sexualidad, es un imaginario que todavía pervive en alguna parte del inconsciente colectivo, pero que está ampliamente contestado.

Desde el punto de vista histórico tenemos que percibir la sexualización del cuerpo de las mujeres como un proceso que conlleva: poderse vestir a gusto, maquillarse, mostrarse atractivas sexualmente, disfrutar de la sexualidad sin culpabilidad etc. Se trataría de un gran espacio abierto a la experimentación de las mujeres, una libertad conquistada que permite tomar decisiones en esa faceta de la vida también. Pero como plantea Foucault, la sexualidad es también una disciplina, un poder que te marca con el objetivo de hacerte dócil, pero que también te da herramientas para la autoafirmación.

La liberalización del cuerpo de las mujeres que se produce a lo largo del siglo XX tiene pues luces y sombras y como todo el resto de las facetas de la vida de las mujeres está sometida y atravesada por relaciones de poder. De esa manera, a veces nos alarma la extrema objetualización del cuerpo femenino y la obligatoriedad del cuerpo de las mujeres a mostrarse sexualizado; otras veces reivindicamos, sin más, la libertad y que cada mujer haga lo que quiera con su cuerpo. Creo que este es un campo de batalla como otros que tenemos abiertos y en el que no hay que dar nada por sentado.

Como veis la sexualización del cuerpo femenino es un tema polémico, sometido a debate entre nosotras y en el que hay distintas posturas dentro del feminismo. Creo que es importante pensar sobre ello porque es un dato de la realidad con el que convivimos y que, depende del contexto y del momento, puede tener una dimensión liberadora o de disciplinamiento de las mujeres. Se trata, por lo tanto, de ir más allá del rechazo o la aceptación acrítica de la sexualización del cuerpo femenino y extraer alguna idea que nos ayude a pensar en la subjetividad femenina y en la política feminista de forma relacionada y, en esa medida, podamos articular un discurso liberador para todas.

Miren Llona González

2018/10/22

Reflexiones sobre la participación política institucional de las mujeres

Módulo CONOCIMIENTO TEÓRICO FEMINISTA
Tema: Movimiento Feminista, Empoderamiento y Participación Política de las Mujeres

En la sesión se han tratado diferentes temas (movimiento feminista, empoderamiento, participación sociopolítica de las mujeres). El debate en el foro se ha centrado en uno de estos aspectos, a partir de haber compartido el siguiente vídeo (ver artículo con imágenes).


Este vídeo de fotos llegó a mí hace poco, de forma casual, y me ha gustado especialmente porque tengo una cierta debilidad por las fotos de prensa en la que se retratan momentos políticos importantes y en las que no estamos, o a penas se nos ve. Fotos que en diferentes contextos están retratando innovación, democracia e incluso avances para la humanidad, pero en las que las mujeres, cuando estamos, somos la anécdota o la nota de color (a veces de manera textual). Fotos en las que de alguna manera parece que era casi imprescindible llevar corbata para aparecer. Y como no creo que la solución está en que empecemos a usar corbata de forma masiva, esto me da mucho qué pensar.

El debate en el foro ha recogido diferentes impresiones y reflexiones en relación a la participación política de las mujeres y en concreto la participación política institucional. En algún caso se ha comentado que la participación política de las mujeres es todavía escasa. Esta afirmación que puede ser completamente cierta en determinados contextos debe ser matizada. Las mujeres somos muy activas políticamente, muchísimo. Otra cosa es que esa participación no siempre sea visible y que pocas veces se produzca en lo que llaman la Gran Política. En la llamada participación institucional (que no es más que uno de los modos de participar políticamente) somos menos en general, aunque empezamos a ver excepciones en los últimos años. Sin embargo, el aumento de presencia cuantitativa que hemos experimentado en diferentes contextos no parece estar necesariamente acompañada de cambios más sustantivos.

Hay un elemento que se comenta en la lección a la hora de hablar de elites que tiene mucha importancia en este contexto: el binomio posición-decisión. No todas las posiciones en política tienen la misma capacidad de decisión ni implican poder real. Así, en este contexto, las mujeres ya hemos conseguido (en mayor o menor medida) ocupar “posiciones”, pero esto no siempre ha sido paralelo a ocupar espacios de “decisión”. Y, por eso, no estamos en las fotos.

Presidimos cámaras parlamentarias, somos ministras y consejeras pero el poder (o parte del poder) está en otra parte. Hay muchas teorías sobre el “desplazamiento del poder”, la gran mayoría de ellas son poco optimistas. No creo que transformemos nada desde la queja o el conformismo y probablemente sea mucho más estratégico, aunque a veces nos cueste (a mí, la primera), imaginar formas para recuperar ese poder y esos espacios de decisión. Si como dicen el “poder” se ha desplazado, ¡vayamos a su encuentro y busquemos formas para transformarlo!

La presencia cuantitativa (lo que la teoría llama representación descriptiva) no lo es todo. Es importante garantizar que los intereses de las mujeres estén representados (representación sustantiva). Recupero de la lección esa frase de Rowlands que define el empoderamiento como un potencial que garantiza “que las necesidades de las mujeres sean abordadas”. Pero, aunque la presencia no lo sea todo, creo que es muy importante, por muchas razones, algunas de las cuales aparecen en la sesión. Hay una razón que no aparece en los apuntes y que está relacionada directamente con el concepto de representación simbólica, de cómo las personas en determinados puestos políticos se convierten en “símbolos” o referentes. Creo que este elemento es muy importante para las mujeres porque durante años hemos crecido y nos hemos socializado sin referentes en muchos ámbitos, también en política, y por eso nos cuesta tanto imaginarnos cambiando el mundo desde allí. Por eso me parece importante que estemos en las fotos, para que sea más fácil soñar otros espacios y transformarlos.

Eva Martínez Hernández

2018/10/08

Aportaciones de la antropología de género para los estudios feministas en Euskal Herria

Fuente: Shaun Che, 2006
Módulo I CONOCIMIENTO TEÓRICO FEMINISTA
Tema: Antropología Feminista

¿Qué nos aporta la perspectiva antropológica del género como concepto teórico en general y como planteamiento práctico para los estudios feministas en Euskal Herria? 

La antropología añade complejidad a la “cuestión del género” o a la mirada feminista en general. No en vano, la comparación intercultural es una de nuestras herramientas (no la única pero si una importante) para poner en duda lo que nuestra sociedad (occidental, por ejemplo) da por sentado o define como “natural”.

En cualquier caso esta diversidad-complejidad que la antropología pone ante nosotras no debería abrumarnos, -efectivamente hay mucho trabajo- sino hacernos conscientes de la necesidad de estar alerta, cuestionando, criticando, revisando y revisándonos, aprendiendo… sobre todo de cara a hacer la vida más vivible y más abierta a la diversidad, que no es si no lo que realmente es el mundo.

En el marco de Euskal Herria la producción de estudios feministas es amplia y sigue creciendo, algo necesario y que es fundamental seguir alimentando.

Como dice Itzea, el feminismo no nos propone un camino fácil. Trinkoa da baina argigarria ere bai. Feminismoak orohar eta antropologia feministak zehazki eskaintzen dizkigun kontzeptuak barneratzen ditugunean beste begirada bat lantzen ari gara eta beste tresna batzuk eskuratzen ditugu gure bizitzan eta gure testuinguruan, oso erabilgarriak direnak. Horregatik feminismoa ez da “teoria hutsa” eraldaketarako pentsamendu bat ere bada.

Agradecer las aportaciones de Amaia que en su mensaje resume de un modo muy preciso algunas de las claves que nos aporta la antropología feminista. Resumiendo mucho: teoría(s), práctica(s), cuestionamiento, nuevas maneras de pensar(nos) y de construir(nos). Bai, gero eta gehiago gara eta ezagupena, jakintza ere bada bide bat…

Margaret Louise Bullen
Jone Miren Hernández García